domingo, 9 de agosto de 2009

Daniel Veronese y versiones sobre Ibsen

(Gabriel me manda esto, de mi amado Veronese, que ahora versiona Ibsen)

Daniel Veronese dixit
– Para mí, las obras deben generar en el espectador sentimiento y asombro. Eso es lo que yo quiero. No se trata de provocar lágrimas sino de suscitar una emoción, una opinión sobre la obra.
– Me gusta hacer una obra con una escenografía que no fue concebida especialmente para ella. Tal vez sea un ataque adolescente que me agarra, una especie de juego que me planteo para saber si puedo salir airoso. Me interesa privilegiar la actuación sobre lo escenográfico. Y me doy cuenta de que los actores brillan cuando trabajan con algo que puede resultarles incómodo, que les puede traer algún problema técnico. Pero también hay algo ideológico en todo esto: aquí no hay demasiadas posibilidades de producción, no hay muchos subsidios, así que todos ponemos plata y vamos tapando huecos. Eso permite la producción de espectáculos que tienen una sangre y un color que uno no ve en otros lados.
– No digo que es bueno no tener plata para la producción, pero creo que esa falta nos da un plus de energía muy especial. Lo que sí deberían tener los grupos es dinero para pagar sueldo a los actores, para que puedan ensayar tranquilos sin tener que irse a trabajar en otra cosa. Ese es el lugar que está descuidado.
– [Teatro]íntimo es lo que no es grandioso, lo que se consigue, en cuanto a la emoción, en un teatro de pocas filas, cuando se está cerca de los actores. Pero también es lo que apunta a un consenso. Las puestas oficiales apuntan a tener cierto consenso y a mí lo que me gusta es jugar con el disenso y hacer lo que no debe hacerse, si eso es lo que quiero. Me gusta moverme con personalidad.
– Tengo muy pocas explicaciones sobre mis obras. Los actores por suer te confían en mi dirección y se dejan llevar en el hacer. Yo les hago cambios hasta último momento. Lo hice siempre. Yo empiezo a sentir lo que dice la obra cuando la veo y cuando se estrena y la veo con gente, mucho más. Hay una especie de desparpajo intuitivo a la hora de crear que me permiten los actores. Y esa actitud me parece que va produciendo un hecho revolucionario, esto dicho con minúscula, porque no me refiero a nivel social sino que apunta a la cabeza de los espectadores.